CASA URIARTE
PROYECTO
HERNÁNDEZ SILVA ARQ. ASOC.
ARQ. JORGE LUIS HERNÁNDEZ SILVA
CONSTRUCCIÓN
ARQ. MIGUEL MÉNDEZ
BUCOMSA
COLABORADORES
ARQ. CARLOS MÁRQUEZ CODINA
ARQ. JAVIER OLIVAR
ARQ. GERARDO GUTIÉRREZ PEREGRINA
ARQ. FRANCISCO GUTIÉRREZ
ARQ. BELÉN ALDAPA OROZCO
ARQ. GUADALUPE TORRES
ARQ. OCTAVIO MEDINA CAMPUZANO
ARQ. DIANA QUIROZ CHÁVEZ
ARQ. GUILLERMO BASSO TRUJILLO
UBICACIÓN
ZAPOPAN, JALISCO, MÉXICO
FECHA DE PROYECTO
1999-2005
FECHA DE OBRA
2004-2007
ÁREA CONSTRUIDA
415 m2
CÁLCULO ESTRUCTURAL
ACERO Y CONCRETO S.A DE C.V
ING. DOMINGO URIARTE
FOTOGRAFÍA
CARLOS DÍAZ CORONA
Desde la concepción del proyecto a la obra terminada llevó ocho años, en el proceso se encontró con variaciones en las necesidades, diferentes interpretaciones de tramitología y la propia evolución de los criterios de diseño; el reto fue cómo lograr que ésta circunstancia fuera una virtud.
Durante todo proceso en un taller de diseño, la experimentación marca su momento en el tiempo, no de modas, sino percepción de necesidades, su análisis y las decisiones de proyecto. En éste caso la idea nace de una arquitectura de muros masivos que cobijan, de recorridos que invitan al descanso, que esconden y que seducen, que invitan a la contemplación, donde el uso del color y la textura dan la amabilidad del espacio.
Durante todo proceso en un taller de diseño, la experimentación marca su momento en el tiempo, no de modas, sino percepción de necesidades, su análisis y las decisiones de proyecto. En éste caso la idea nace de una arquitectura de muros masivos que cobijan, de recorridos que invitan al descanso, que esconden y que seducen, que invitan a la contemplación, donde el uso del color y la textura dan la amabilidad del espacio.
El concepto formal fue crear una gran caja discreta a su exterior, casi muda y que guardara celosamente su intimidad, este gran cuerpo de acabado liso habla con tres elementos: los vanos, una gran cortina de madera y un muro de concreto al frente. La parte posterior de la casa abre con grandes ventanales en planta baja hacia un espacio arropado por los muros de las colindancias y un jardín hundido, el cual se aprovecha para dar luz a los espacios ubicados bajo la rasante de la propiedad.
La planta baja y el sótano están diseñados en desniveles y el segundo nivel es una plataforma uniforme. Los desniveles permiten generar espacios de 15 pies de alto en terraza y estancia, donde se asoma el comedor sobre ellos a manera de balcón. Debajo de ellos se coloca un gran salón de música que toma la luz lateral del espacio común y obtiene su independencia por persianas móviles.
La fachada es sobria al frente pero amable, esconde a su visitante una fuente que lo recibe y que sorprende, con un espacio de doble altura donde aparece la puerta que da la bienvenida. Al entrar se encuentra la pausa; un muro franco recibe pero obliga a voltear a la izquierda, el juego de muros a diferentes alturas y texturas no tocan la superficie y dan la impresión de ser un espacio infinito, aquí el espacio alude a los foyers de las casas antiguas: espacios cerrados y virtuosos. Sin ser muy evidente, se comunican las circulaciones verticales, una de uso de servicio y privado a su izquierda discretamente tras un muro de conchuela, la cual va desde las cocheras y servicios a cocina e ingreso y continúa hasta el área de recámaras. La otra es en paseo, en su recorrido se van encontrando poco a poco los espacios entre los desniveles, tras ella emerge un muro rojo y brillante que envuelve la chimenea que resguarda la estancia y terraza, abajo se encuentran las cocheras y el salón de música forjado de muros de concreto aparente que permite aislar el ruido del resto de la casa.
La planta alta es un espacio totalmente pensado para la vida familiar, las recámaras se encuentran en torno al estar familiar. La recámara principal logra la única vista sobre el valle, gracias al arroyo lateral que se va introduciendo diagonalmente a la vista y que evade las construcciones dando un horizonte de copas multicolores.
El único cambio considerable de necesidades durante el proceso se debió al incrementar un nuevo miembro a la familia; se eliminó una terraza de la recámara principal y se rediseñó para adecuarse a la nueva habitación, lo demás fue un proceso casi de metamorfosis en el proyecto donde poco a poco se fueron simplificando las líneas. El color fue totalmente blanco en los aplanados, los elementos fueron más simples y ligeros en el diseño de la ventanearía, estructura y celosías. Se cambiaron los elementos gruesos y pesados por sutiles líneas en su interior, el muro rojo genera profundos reflejos logrando dramatizar con más fuerza el concepto. Se extendieron los usos del concreto aparente y la transparencia en los espacios.
La planta baja y el sótano están diseñados en desniveles y el segundo nivel es una plataforma uniforme. Los desniveles permiten generar espacios de 15 pies de alto en terraza y estancia, donde se asoma el comedor sobre ellos a manera de balcón. Debajo de ellos se coloca un gran salón de música que toma la luz lateral del espacio común y obtiene su independencia por persianas móviles.
La fachada es sobria al frente pero amable, esconde a su visitante una fuente que lo recibe y que sorprende, con un espacio de doble altura donde aparece la puerta que da la bienvenida. Al entrar se encuentra la pausa; un muro franco recibe pero obliga a voltear a la izquierda, el juego de muros a diferentes alturas y texturas no tocan la superficie y dan la impresión de ser un espacio infinito, aquí el espacio alude a los foyers de las casas antiguas: espacios cerrados y virtuosos. Sin ser muy evidente, se comunican las circulaciones verticales, una de uso de servicio y privado a su izquierda discretamente tras un muro de conchuela, la cual va desde las cocheras y servicios a cocina e ingreso y continúa hasta el área de recámaras. La otra es en paseo, en su recorrido se van encontrando poco a poco los espacios entre los desniveles, tras ella emerge un muro rojo y brillante que envuelve la chimenea que resguarda la estancia y terraza, abajo se encuentran las cocheras y el salón de música forjado de muros de concreto aparente que permite aislar el ruido del resto de la casa.
La planta alta es un espacio totalmente pensado para la vida familiar, las recámaras se encuentran en torno al estar familiar. La recámara principal logra la única vista sobre el valle, gracias al arroyo lateral que se va introduciendo diagonalmente a la vista y que evade las construcciones dando un horizonte de copas multicolores.
El único cambio considerable de necesidades durante el proceso se debió al incrementar un nuevo miembro a la familia; se eliminó una terraza de la recámara principal y se rediseñó para adecuarse a la nueva habitación, lo demás fue un proceso casi de metamorfosis en el proyecto donde poco a poco se fueron simplificando las líneas. El color fue totalmente blanco en los aplanados, los elementos fueron más simples y ligeros en el diseño de la ventanearía, estructura y celosías. Se cambiaron los elementos gruesos y pesados por sutiles líneas en su interior, el muro rojo genera profundos reflejos logrando dramatizar con más fuerza el concepto. Se extendieron los usos del concreto aparente y la transparencia en los espacios.